Cuando evocamos la imagen de un alimento natural, entendiendo por éste aquel que no ha sido procesado mediante ningún tratamiento fisico-químico, mecánico o de cualquier índole y lo comparamos con su homólogo no natural, tenemos la tendencia a pensar que el primero es sinónimo de mayor riqueza en nutrientes, compuestos bioactivos, efecto protector frente a enfermedades e inocuo.
Estaba buscando información sobre las bondades del ajo en Pubmed, cuando me encontré con el siguiente artículo de un caso clínico, que me sorprendió por las consecuencias derivadas de utilizar un remedio casero, que creo que reviste interés desde un punto de salud pública y como instrumento de educación en estilos de vida saludables. Además creo que es pertinente en una época en el que las medicinas alternativas están en entredicho.
Probablemente el ajo sea uno de los alimentos más reconocidos por el folklore popular, que le atribuye toda una serie de supuestas bondades para la salud: antibacteriano, antiinflamatorio… Paradójicamente no es la primera vez que una práctica nutricional ancestral ampliamente difundida, ha encontrado posteriormente una explicación biológicamente plausible (e.g. lentejas con arroz. En general las legumbres son deficientes en metionina y los cereales en lisina, por lo que su combinación mejora la calidad de la proteína). Sin embargo la sabiduría popular, al menos aquella que atañe a la nutrición, no siempre está provista de base científica, como el caso que nos concierne.
Introducción.
La aplicación tópica de ciertos agentes terapéuticos y no terapéuticos (principalmente un mal uso de analgésicos) se ha asociado con un mayor riesgo de quemaduras de la mucosa.
Hallazgos.
Vargo RJ y Cols describen el caso clínico de una mujer de 49 años que recurrió a la aplicación tópica de ajo machacado en la cavidad oral, para aliviar el dolor de dientes y como consecuencia sufrió una quemadura del vestíbulo maxilar posterior derecho. La necrosis del tejido era visible en el lugar de aplicación (1).
Los autores instruyeron a la mujer para que suspendiera dicha intervención al considerar que no es eficaz para ese reducir el dolor de muelas. Según tenían constancia los autores era el segundo caso descrito en la literatura en la que se observó un daño de la mucosa oral asociada al consumo de ajo (a fecha de 2017, año de publicación del artículo).
Conclusiones:
Los autores instan a que los dentistas, ante la presencia de una lesión necrótica de la mucosa, contemplen la posibilidad de que corresponda a una quemadura por un agente oral. Por tanto es conveniente que aquellos realicen una historia clínica detallada, para realizar un diagnóstico preciso, lograr una correcta educación del paciente y prevenir lesiones futuras debido a un autotratamiento inadecuado.
Píldoras para llevarte a casa:
1-No todo alimento natural es sinónimo de inocuo.
2-La asociación entre un alimento y efectos saludables postulada por el folklore, no siempre se corresponde con los hallazgos de la Nutrición Basada en la Evidencia (NuBE).
3-No creas todo lo que leas y menos hagas experimentos como el descrito por la mujer.
Bibliografía
1. Vargo RJ, Warner BM, Potluri A, Prasad JL. Garlic burn of the oral mucosa: A case report and review of self-treatment chemical burns. J Am Dent Assoc. 2017;148(10):767-71.