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Revisión de estudios sobre la relación entre el consumo de cerveza y la obesidad abdominal
Introducción
La cerveza a pesar de ser una bebida fermentada, tener menos graduación que las bebidas destiladas y estar de moda debido al boom de las cervezas artesanales goza de mala reputación, debido a que su consumo se vincula con la obesidad abdominal, comúnmente conocida como “barriga cervecera”.
Se han postulado diversos mecanismos de acción de la cerveza sobre la deposición de grasa, que acreditan la plausibilidad biológica de dicho fenómeno (1):
-Diferencias en el valor calórico y patrón de consumo de la cerveza y otras bebidas alcohólicas.
-El efecto del alcohol sobre el metabolismo lipídico.
-Discrepancias en la capacidad saciante de sólidos versus líquidos.
-El efecto de la ingesta de alcohol sobre la regulación del apetito.
-La relación entre consumo de alcohol y secreción de cortisol.
Se enumeran primeramente las conclusiones, con objeto de que aquellas personas que no estén interesadas en información más exhaustiva y detallada (que figura más adelante) accedan rápidamente a la respuesta.
Conclusiones
Bendsen NA et al establecieron las siguientes conclusiones a partir de una revisión sistemática y meta-análisis sobre el consumo cerveza y obesidad abdominal (1):
Revisión sistemática
1-No se puede extraer una conclusión firme, en base a la evidencia científica disponible, derivada de los estudios observacionales, sobre la asociación entre la ingesta moderada de cerveza y la obesidad abdominal. Esto se atribuye a deficiencias metodológicas de los estudios:
-Una subrepresentación de las poblaciones que frecuentemente consumen cerveza y en cantidades elevadas.
-Una subestimación de la ingesta de alcohol, particularmente entre la población obesa y probablemente las mujeres.
-Falta de control de factores de confusión determinantes como el patrón alimentario y la actividad física.
-Falta de homogeneidad entre los estudios.
2-A lo sumo se puede afirmar que un subgrupo de estudios observacionales (aquellos realizados en poblaciones donde la cerveza es una bebida muy arraigada y se consume en cantidades elevadas), apuntan que una mayor ingesta de cerveza se correlaciona positivamente con la obesidad abdominal en hombres y los grandes bebedores presentan mayor IMC y perímetro de cintura que los no bebedores, mientras que en mujeres es inconsistente.
3-Las inconsistencia de los resultados observados en mujeres se deben a la baja proporción de mujeres entre los consumidores de cerveza y a la ingesta reducida de cerveza entre las mujeres consumidoras de cerveza (se hipotetiza que debido a que estas tienden a subestimar su ingesta).
4-Los datos limitados no permiten establecer una relación dosis-respuesta o cambios prospectivos en el grado de obesidad a ingestas bajas o moderadas de cerveza.
5-Hay poca evidencia de que un consumo moderado de cerveza (
6-Se precisan estudios observacionales y ensayos clínicos mejor diseñados realizados en grandes poblaciones donde la cerveza es una bebida de consumo frecuente y se ingiera en grandes cantidades y controlados por factores de confusión, especialmente la dieta, la actividad física y el tabaco.
El meta-análisis comparó:
a-La ingesta de cantidades variables de cerveza respecto a una baja ingesta y
b-La ingesta de cantidades variables de cerveza en relación a un consumo nulo de cerveza.
El meta-análisis no permite tampoco realizar ningún tipo de inferencia porque se hallaron resultados diferentes en las comparativas a) y b). En el caso a) se halló que el consumo de cantidades variables de cerveza aumenta el peso en relación a una baja ingesta y en el b) no se halló dicho efecto.
Sin embargo téngase presente que la ausencia de evidencia no implica la evidencia de ausencia.
Estudios analizados en la revisión
Bendsen NT et al realizaron una revisión sistemática y meta-análisis sobre el consumo de cerveza y la obesidad abdominal y general, que incluyó:
-35 estudios observacionales.
25 transversales que incluían entre 439 y 258177 sujetos.
10 cohortes prospectivos que incluían 317 a 44080 individuos.
En ambos casos los sujetos fueron seguidos un promedio de 3,7 a 10 años.
-12 ensayos clínicos.
Los estudios evaluaron tanto:
-La exposición: Consumo de cerveza expresado en ml/semanales a partir de información de los estudios sobre la graduación de la cerveza empleada y el tamaño estándar de la ración de cerveza (e.g. quinto, tercio…). Si no se aportaba información sobre la bebida se definió como cerveza estándar aquella de 330ml de capacidad, con 4,6º alcohol que corresponde a 12g/cerveza.
-Adiposidad:
1) Asociaciones entre parámetros relacionados con la adiposidad (valores absolutos de peso corporal y/o IMC y/o IC y/o ICC) para distintas ingestas de cerveza.
2) odds ratio para la circunferencia de la cintura, ratio cintura-cadera o IMC por encima de un punto de corte.
3) Coeficientes de correlación o regresión.
4) Comparaciones simples entre bebedores de cerveza y no bebedores.
Limitaciones (1):
Revisión sistemática:
Las principales limitaciones de la revisión sistemática son intrínsecas al diseño metodológico de los estudios observacionales seleccionados:
Estudios observacionales:
A-El objetivo primario de la mayoría de los estudios seleccionados era evaluar la obesidad general pero no la abdominal.
B-Falta de homogeneidad sobre el método diagnóstico de obesidad general (IMC, %MG…) y abdominal (ratio cintura-cadera, perímetro de cintura, diámetro sagital…). E.g. Sólo un estudio empleo el diámetro sagital como criterio de obesidad abdominal.
C-Diferencias en la monitorización temporal de los cambios en la composición corporal:
Como ilustración algunos estudios indicaban el cambio en la composición corporal entre dos momentos puntuales pero no desde el inicio del estudio.
D-Falta de estandarización en el tipo de cerveza (graduación y tamaño de la ración). E.g.: algunos estudios indicaban la frecuencia de consumo de cerveza pero no la cantidad.
Las diferencias en los métodos de estimación de la ingesta de cerveza entre los estudios precisaron que se asumiesen algunas hipótesis a priori (e.g. características de una cerveza promedio: tamaño y graduación cuando no aparecía en el artículo), que pueden no corresponderse con la realidad de los estudios y dificultaron en algunos casos la comparación de aquellos.
E-La mayoría de los estudios no se implementaron en poblaciones con un alto consumo de alcohol. Estas son las idóneas pues contribuirían a arrojar luz sobre el dilema. Como ilustración:
-Un estudio realizado en 7876 hombres población alemana, en la que el 7% de la población de los hombres no consume cerveza y un 47% ingiere mas de 250ml/día se encontró una asociación positiva entre el consumo de cerveza y la obesidad abdominal para todas categorías de ingesta desde los abstemios hasta ≥1000 ml/día, siendo la diferencia en el perímetro de cintura de 2,5 cm entre las categorías extremas.
-Sin embargo los resultados del estudio EPIC realizado sobre varias cohortes europeas sobre un total de 12145 sujetos eran muy heterogéneos incluso la odds de presentar un “perímetro de cintura mayor que el predicho para su IMC”. En general la odds ratio (OR) era mayor en países donde la cerveza es la bebida alcohólica por antonomasia y su consumo es alto (e.g. Dinamarca, Alemania y Holanda).
F-Muy pocos estudios incluyeron sujetos con un consumo muy alto de alcohol (≥1l/día) y caso de incluirlos eran muestras bajas.
G-Dificultad para aplicar el tratamiento estadístico debido a la variabilidad y datos incompletos de algunos estudios.
H-Falta de control de ciertos factores de confusión:
La mayoría de los estudios realizaron un ajuste por factores de confusión como edad, nivel educativo, actividad física, hábito tabáquico… pero el grado de ajuste difería sustancialmente entre ellos entre ninguno hasta 20 factores de confusión.
Sin embargo no se controlaron factores de confusión claves como el patrón alimentario y la actividad física.
-Dieta: Estudios de Mccann SE et al en población de EEUU (2) y de Ruidavets JB en Francia (3) encuentran la calidad dietética de los consumidores de cerveza es inferior a la de los de vino: menor ingesta de fruta, verdura y cereales y mayor de energía y grasa. Un estudio de Johansen D et al en población danesa encuentran un patrón alimentario de menor calidad dietética entre los consumidores de cerveza versus de vino: mayor de alimentos precocinados, mantequilla, margarina, salchichas y bebidas refrescantes y menor de vegetales y alimentos bajos en grasa (4).
-Actividad física: Parece que la asociación entre el consumo de cerveza y el patrón de actividad física difiere entre los estudios. En algunos el consumo de cerveza se asocia con una menor actividad física, mientras que en otros no hay diferencias entre el consumo de vino, cerveza y abstemios y el nivel de actividad física. Incluso algunos encuentran un mayor consumo de cerveza entre estudiantes deportistas en comparación con sus homólogos sedentarios.
-Categorización de la ingesta de alcohol: Heitmann BL et al concluyeron que los individuos, particularmente los obesos tienden a subestimar la ingesta energética (5). Caldwell TM et al hallaron que la subestimación del consumo de alcohol es una práctica frecuente. Esto podría haber enmascarado el hallazgo de resultados positivos (6).
-Patrón de ingesta de alcohol: Parece que el efecto sobre la adiposidad depende de si se realiza una ingesta elevada concentrada en una o pocas tomas o se distribuye en varias.
Tolstrup et al. (7) y Dorn et al. (8) hallaron que la frecuencia de consumo de alcohol es inversamente proporcional a la obesidad abdominal con independencia del volumen de alcohol. Por este motivo los bebedores compulsivos de altos volúmenes de alcohol/toma tienen tendencia a presentar más sobrepeso/obesidad que aquellos que consumen el mismo volumen de alcohol en múltiples sesiones.
Ensayos clínicos:
Las principales limitaciones del meta-análisis son inherentes a la calidad metodológica de los ensayos clínicos incorporados:
A-El objetivo primario de los ensayos clínicos no era evaluar la adiposidad (ni la obesidad general ni la obesidad abdominal).
B-Falta de control de la intervención (tanto la ingesta dietética como la actividad física).
C-Sólo uno de los estudios incluía mujeres. Por tanto no se puede realizar ningún tipo de aseveración sobre diferencias entre sexos.
Bibliografía
1. Bendsen NT, Christensen R, Bartels EM, Kok FJ, Sierksma A, Raben A, Astrup A. Is beer consumption related to measures of abdominal and general obesity? A systematic review and meta-analysis. Nutr Rev. 2013;71(2):67-87.
2. Mccann SE, Sempos C, Freudenheim JL, et al. Alcoholic beverage preference and characteristics of drinkers and nondrinkers in western New York (United States). Nutr Metab Cardiovasc Dis. 2003;13:2–11.
3. Ruidavets JB, Bataille V, Dallongeville J, et al. Alcohol intake and diet in France, the prominent role of lifestyle. Eur Heart J. 2004;25:1153–1162.
4. Johansen D, Friis K, Skovenborg E, et al. Food buying habits of people who buy wine or beer: cross sectional study. BMJ. 2006;332:519–521.
5. Heitmann BL, Lissner L. Dietary underreporting by obese individuals – is it specificor nonspecific. BMJ. 1995;311:986–989.
6. Caldwell TM, Rodgers B, Power C, et al. Drinking histories of self-identified lifetime abstainers and occasional drinkers: findings from the 1958 British Birth Cohort Study. Alcohol Alcohol. 2006;41:650–654.
7. Tolstrup JS, Halkjaer J, Heitmann BL, et al. Alcohol drinking frequency in relation to subsequent changes in waist circumference. Am J Clin Nutr. 2008;87:957–963.
8. Dorn JM, Hovey K, Muti P, et al. Alcohol drinking patterns differentially affect central adiposity as measured by abdominal height in women and men. J Nutr. 2003;133:2655–2662.